miércoles, 10 de octubre de 2007

En el fragor de una fiesta animal

Es la “fiesta” de los toros,
una diversión criminal,
no sé quién es es mal animal,
los astados, o, los aforos.

*

El morlaco sale a la plaza,
todo queda en silencio...
¡A ver cómo me las agencio!
Piensa el diestro..., va de caza.

*

Ya en la arena, tantea el terreno,
la fuerza y la desmesura,
comprueba si es de raza pura,
y sin pensar, quita el freno.

*

Después de dos capotazos
le propinan el primer agravio,
le espera el picador y el monosabio,
pero, no será el único mazazo.

*

El cornúpeto, medio muerto
y con sólo la mitad de la bravura,
midiendo del torero la hechura,
seguramente piensa: ¡A ver si le acierto!

*

El espada, muletazo tras muletazo
se luce chulesco en el coso,
rezando para salir airoso,
y sin que el bovino le dé un bandazo.

*

Toca la suerte de banderillas,
el segundo zambombazo,
recibe el aguijón sobre el espinazo,
y esto ya..., me saca de mis casillas.

*

¡Qué valiente el diestro en la lidia!
¡Qué arrogante con un arma en la mano!
¡Qué superioridad, siendo humano!
¡Hasta el toro le tiene envidia!

*

Por fin, la suerte de matar,
las fuerzas de los dos, flaquean,
y, aunque ustedes no me crean...,
todos sabemos quien ha de ganar.

*

El estoque penetra en el pobre animal,
si acierta, todo, hasta la bola,
estremeciéndose desde la cabeza a la cola,
esto, sinceramente, es bestial.

*

Como premio, le cortan las orejas,
el rabo, y después, una vuelta,
con eso, el lidiador tiene la viva resuelta,
y todos, de dineros hasta las cejas.

***

Fontana